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Un cambio se siente como lanzar una moneda al aire, nunca sabemos de qué lado caerá.
Solo el ego puede estar profundamente preocupado por si va a caer del lado que no ve como conveniente.
Pero
el bien y el mal son conceptos, no realidades. Todo tiene sus ventajas y
desventajas, sus bendiciones encubiertas y costos.Todos los días nos
enfrentamos tanto con cosas que nos agradan,como con lo que no
desearíamos ni ver. Cada momento tiene esta mezcla de lo que
consideramos bueno y malo. Lo que sucede es que solemos quedarnos
atascados en medio de lo que nos llega (por ejemplo, un divorcio, una
mudanza, el desempleo, un problema de salud), sin darnos cuenta de que
todo es un cambio y fluír constante, y que eso…TAMBIÉN PASARÁ. Nuestras emociones y sentimientos van y vienen en un contínuo jugo de aprendizajes.
Enfocarnos
en un "problema" hace que el momento parezca más difícil y estresante
de lo que realmente es. La vida es más o menos difícil, según nos
centremos en el problema o en el desafío de salir airosos aprovechando
la coriente que fluye continuamente hacia adelante.
Llevamos
nuestros problemas con nosotros, mentalmente, a donde quiera que vamos
…asi, en realidad lo que tomamos como “problema”, es solo la idea de un
problema.
Ninguna
situación o circunstancia es difícil de manejar, pero la hacemos
difícil por pensar en nuestro problema, quejándonos de él, tratando de
resolverlo con la mente, sintiéndonos mal, tristes o con miedo y
preocupación, deseando que las cosas sean diferentes. Estos pensamientos
hacen que lo que estamos experimentando sí sea difícil,
mucho más de lo que la situación sería.. Cuando una situación es
despojada de estos pensamientos, todo lo que queda es lo que se debe
hacer o no hacer en este momento presente.
Todas las situaciones fluyen,cambian, se acomodan, revelando a cada tramo otras posibilidades.
A nuestro ego realmente le encanta la idea de un problema y todas las preocupaciones y planes que van con ese problema: Soy una persona que está sufriendo. Y tengo un problema que necesita una solución. Un problema nos da no sólo una identidad, sino también algo para estar mentalmente ocupados.
A nuestro ego realmente le encanta la idea de un problema y todas las preocupaciones y planes que van con ese problema: Soy una persona que está sufriendo. Y tengo un problema que necesita una solución. Un problema nos da no sólo una identidad, sino también algo para estar mentalmente ocupados.
En
éste problema creado y la búsqueda de soluciones, el ego se sostiene.
Sin un "problema" y el sufrimiento causado por él, no habría nada que
pensar. Sin pensarlo, se caería y se revelaría nuestra naturaleza
esencial en infinidad de caminos y soluciones.
Esa posibilidad de cambio que tenemos, podemos vivirla como una moneda que lanzamos al aire…solo que sin importarnos como caiga.
Abriéndonos a una u otra posibilidad, que será…LA QUE DEBA SER. En
otras palabras, la cara de la moneda que caiga, es siempre la
correcta…ni buena ni mala.
La vida es muchas veces como una moneda lanzada en su imprevisibilidad. Simplemente no tenemos que tener miedo de cómo va a caer.
La vida es muchas veces como una moneda lanzada en su imprevisibilidad. Simplemente no tenemos que tener miedo de cómo va a caer.
Si
no le ponemos preocupaciones miedos, juicios, resistencia,
victimización, ira, confusión o negatividad a esa experiencia,
descubriremos que sirve a nuestro crecimiento y evolución y salimos de
ella transformados.
LA VIDA ES SABIA. Los cambios y desafíos son una parte natural y necesaria del camino. Cuando confiamos y escuchamos la sabiduría de lo que SOMOS… en lugar de al falso yo, nos encontramos con que PODEMOS NAVEGAR EN CUALQUIER CAMBIO CON GRACIA, SOLTURA, Y SIN DEMASIADO SUFRIMIENTO.
LA VIDA ES SABIA. Los cambios y desafíos son una parte natural y necesaria del camino. Cuando confiamos y escuchamos la sabiduría de lo que SOMOS… en lugar de al falso yo, nos encontramos con que PODEMOS NAVEGAR EN CUALQUIER CAMBIO CON GRACIA, SOLTURA, Y SIN DEMASIADO SUFRIMIENTO.
Sigamos navegando con la brújula del corazón!
Tahíta.
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