miércoles, 24 de noviembre de 2010

La Matrix desde otro ángulo

 Un juego dentro de un juego dentro de un juego

Este es mi juego personal, puede servirte para comprender tu propio juego
o para que descubras cuál es el tuyo;
pero recuerda…
un juego es sólo un juego,
no es un dogma de fe!
El año 2010 vino a sacudir todos mis cimientos. Lo acogí con valentía, sintiendo que mi numerología resonaba con ese 10, pionero, fuerte y aventurero que trajo hacia mi, la brisa de una nueva vida y un cambio de aires. Pero, como todas las sacudidas, éstas que me tambalearon no fueron precisamente encaminadas hacia mejorar mi situación sino a desafiar mis miedos y mis limitaciones. ¡Qué bien encaminados esos terremotos internos tocando cada una de mis fibras haciendo que mis resistencias internas se ericen espantadas!
Durante todo el año sentí que la vida me embestía por todas partes. No comprendía el porqué de aquel desafío multifacético y sentí que internamente no había hecho nada para atraer o merecer aquellas sacudidas…
Esta vez mi hundimiento fue más rápido y más consciente que en anteriores ocasiones. Y en lugar de perder mucho el tiempo regodeándome en el victimismo, decidí pulsar el botón de salida y le dije a Dios, Universo, o mi Ser superior, que estaba cansada de aquél juego y que quería bajarme, apearme, resetear la cosa. Subrayo la palabra juego porque aquella noche la usé sin ser realmente consciente de su significado. Quería simplemente irme, y  eso decreté, que si las cosas iban a seguir así que me sacaran de “aquí”, eso si, de forma indolora tanto para mi como para mis seres queridos. Y me fui a dormir, zanjando todo el frenesí mental, el caos de miles de preguntas formulándose en una cabeza incapaz de aquietarse y de escuchar. Estaba francamente aburrida y dolorida.
Antes de tirar la toalla, tiré una runa haciendo una última pregunta: ¿Qué es lo que está fallando aquí?… y la runa me vino a dar un grandísimo mensaje: Alegría. “¿Alegría? Pregunté …¿Alegría? …me pides que esté alegre ante todo esto que me está sucediendo? Si es la peor de las peores pesadillas, cómo voy a sacar alegría para hacer frente a todo esto?”, me dije una y otra vez sin encontrar la respuesta.

Un juego puede ser reseteado y pasas a jugar un nuevo juego

Dos días después de aquella petición de salida, me encontré con que algo en mi holograma vital había cambiado. Y me hallé, sin saberlo, ante un nuevo juego.
En un email, una amiga me compartió que le estaban pasando cosas muy curiosas desde que una amiga suya había venido a visitarla, haciéndole participe de un proceso nuevo o un sistema; y comenzó a hablar conmigo sobre él. Sin ton ni son, me ví inmersa en una conversación similar a la que tendría un life coach con su cliente. Pregunta, respuesta, pregunta ,respuesta. En medio de aquella frenética conversación, solté una carcajada inmensa. Fue una carcajada cósmica de esas que se pronuncian en el silencio de nuestro ser. Sentí que una parte de mí estaba riendo y riendo a más no poder, como si fuera una niña traviesa a la que hubieran pillado haciendo la mayor de las travesuras. Aquellas frases rápidamente tecleadas por mi entusiasmada amiga habían hecho mella en mi ser, cayendo como poderosas bombas en mi psique y haciéndome por fin comprender que todo era un juego y que, como tal, los juegos se juegan para divertirse y estar Alegres, si, como la runa me indicó… comprendí que todo lo que me había pasado era una ilusión y que había caído presa de la trampa del juego, y me lo había creído. Quien reía no era sino mi aspecto Creador de este juego, disfrutando de su fechoría virtual: hacerme virtualmente sufrir a mí, el jugador de este juego.
Aquella explosión de risa borró por completo varios meses de tensión abismal, negatividad, incomprensión, soledad, desesperación y terror. No necesité ninguna terapia para ir gradualmente liberándome de todo aquello sino que la cura fue instantánea y durante unos días experimenté la más deliciosa de las sensaciones de relajación, respirando por fin libremente como hacía mucho tiempo que no lo había hecho.
¿Qué me dijo mi amiga y qué fui descubriendo los días siguientes?
Mi amiga me compartió algo que quizás todos sabemos en mayor o menor grado, pero que cuando me lo comunicó estuve por primera vez preparada para ESCUCHAR. Habiendo leído sobre un sinfín de sutras budistas,  meditado sobre conceptos taoistas, habiendo bebido de muchas fuentes espirituales durante años, me resultó hasta irónico que aquel mensaje me llegara de la forma en la que me llegó, pero ¡tal  es la magia del proceso!
Este fue en esencia el mensaje y el puzzle que logré formar en los días siguientes a mi primer brote de risa gracias a una ventana que en mí se abrió y que me ayudó a ver y sentir que lo que hoy comparto aquí es una experiencia bien real en mi holograma personal.

“Jugamos a ser lo contrario de lo que somos realmente”

Todos estamos jugando un juego cuya naturaleza es cambiante. Lo que determina la naturaleza del juego, es el grado de diversión que experimenta su creador, es decir tu Yo Superior, quien tú eres realmente. Ese ser que tú eres, es infinitamente perfecto, abundante, todopoderoso. Ese ser que tú eres, es amor puro, alegría pura, felicidad, perfección pura y… travesura pura. Ese ser que tú eres en esencia, con el único propósito de jugar, ha creado un juego en el que la mejor forma que tiene de divertirse es precisamente jugar a ser lo contrario de lo que realmente es. Es decir, jugar a ser limitado, pequeñito, indefenso, desempoderado, ignorante, pobre y sin recursos de ningún tipo.
Así que en la primera parte de nuestra vida, (y los hay que juegan este juego toda la vida), jugamos a este primer juego que consiste en creernos que somos lo contrario de lo que somos. Para poder jugar este juego, eso que somos en esencia (llamémoslo Yo Superior, para aclararnos)  se divide imaginariamente en dos partes: el Yo Superior (creador, diseñador y guionista del juego) y el actor (el ego, la persona que creemos ser).  El Yo Superior pasa a un segundo plano y queda oculto tras un velo, entre bambalinas, invisible. La mayor parte de nuestra vida, el juego consiste en crear más y más patrones en el holograma de la vida de una persona para que ésta crea que no es su Yo Superior y acepte el rol de actor en una película que parece muy real. Tanto es así, que el actor ha recibido el guión de interpretar el papel de un actor olvidadizo de su verdadera esencia y, como tal, lo interpreta a la perfección, para el grandísimo placer del Creador del juego.
Con el fin de poner en marcha este juego, es necesaria una enorme cantidad de ingenio y casi de ingeniería holográfica para hacer creer a nuestro todopoderoso Yo Superior que no somos quienes somos, sino para hacerle creer que es un ser indefenso y limitado, todo lo contrario de lo que realmente es. ¡Es una proeza de proporciones cósmicas que si alcanzásemos a apreciar en toda su magnitud nos tendría maravillados por años y años!
Para hacernos creer que somos lo que no somos, nuestro Yo superior proyecta patrones (situaciones, creencias limitantes, pensamientos, emociones, personas… sí, personas) sobre el holograma de la vida de una persona y carga esos patrones con poder (energía) para así dar vida al juego virtual. Si esos patrones no estuvieran proyectados en el holograma y reforzados mediante energía no tendrían sustancia alguna y se desvanecerían. Tendrían muy poco poder sobre nosotros y rápidamente comprenderíamos que son una ilusión y parte del juego. El truco consiste en este juego, en no saber que estamos jugando. Es un juego de total inmersión en la realidad virtual. Aparentemente no hay botón de salida y nos encontramos virtualmente viviendo la realidad ilusoria del juego a “pelo”. El escenario es el siguiente: este juego es real y todo duele. Somos y nos sentimos víctimas a merced de las circunstancias. Entre bambalinas, nuestro Yo Superior sabe que somos actores interpretando fielmente el papel que él escribió para nosotros y todo esto no es más que un juego divino para nuestro propio disfrute y deleite.

El director de la película no juzga su obra

Si, ya sé… visto desde el papel del actor que no sabe que está actuando, este juego parece la más cruel de las diversiones, pero, para el Yo Superior, no existe la dualidad “bueno o malo” y todo es fantástico para él. (Colocaos en la situación siguiente: sois directores, guionistas, maquilladores, decoradores de una película de terror y estáis detrás de las cámaras disfrutando cuando un personaje interpretado por un actor es destripado por otro actor interpretando a un personaje. No lloráis pensando que es real sino que más bien os maravilláis de lo bien que está escrita la escena, lo maravillosamente bien maquillados que están los actores, lo real que parece el ketchup a modo de sangre etc… Pues algo así es como se siente el Yo Superior SIN JUZGAR ninguna de las escenas del juego, ya que todas -sin distinción alguna- son divertidas.
En este estado de cosas podríamos preguntarnos quién es el que crea esos sub-juegos o juegos dentro de juegos en los que existe una élite perversa de seres que controlan a la humanidad con el fin de mantenerla a ella y a la tierra subyugada. ¿Existen realmente esos seres perversos o son acaso una creación más de nuestro Yo Superior con el propósito de jugar versiones más y más fantásticas del juego del olvido de quien somos realmente?
¡Todo en nuestro holograma es creado por nuestro Yo Superior. Todo en nuestro holograma es creado por nosotros! No hay nada con poder fuera de nosotros. Todo lo que hay fuera de nosotros es una creación de nuestro Yo Superior, un patrón cargado con energía proyectado sobre el holograma de nuestra vida.
Así que… ésta es la mejor noticia que podía existir para los teóricos de la conspiración!… ¡No existe la conspiración porque ésta no es más que una ilusión y todo el tiempo que estemos creyendo en la realidad de esa conspiración, estaremos empoderando un patrón de nuestro holograma con más energía, haciendo que la ilusión perdure y se refuerce! ¡Y sin embargo, seguirá siendo una ilusión!

Un juego dentro de un juego…

Llega un momento en el juego, en el que el Yo Superior deja de disfrutar tanto interpretando el mismo juego repetitivo, que se abre a experimentar un nuevo juego. Para ello, introduce nuevas variables dentro del holograma del actor y le hace tomar conciencia gradualmente de que “algo” no funciona o “algo” no encaja en su realidad. Así, se abre a sí mismo la posibilidad de experimentar un nuevo juego. Ello puede tomar la forma de un despertar espiritual, despertar de la conciencia o bajo la forma de una crisis personal, una petición de “reseteo” del juego anterior. Sea cual sea la forma que adquiera el desencadenante, la causa siempre se halla en el Yo Superior (nunca en el actor, quien sólo interpreta un papel y no goza de libre albedrío).
Esta vez, el juego consiste en todo lo contrario. En lugar de jugar a ocultar su verdadera esencia, el Yo Superior juega a descubrir su verdadera esencia y lo hace invirtiendo el proceso. Si en el juego anterior creó patrones en el holograma a los que imbuyó de energía para darles fuerza y vitalidad, ahora, en la primera fase de este segundo juego, el Yo Superior ayudará al actor a ir reclamando su poder de las mentiras e ilusiones que puso en pie en el primer juego. Iremos a la caza de un tesoro recuperando nuestro poder y energía cada vez que tomemos consciencia de un patrón limitante que nos hizo creer que somos lo contrario de lo que somos en realidad.
Así, tomando conciencia de la ilusoriedad de los patrones que nos limitan, declarando cuál es la verdad, es decir, que somos seres ilimitados y todopoderosos, llenos de amor y alegría, reclamando nuestro poder sobre las mentiras del pasado, y apreciando profundamente el maravilloso juego que hemos creado con todo lujo de detalle para nuestro disfrute, estallamos las barreras que nos impedían -en el juego anterior- vivir la mayor de las aventuras, totalmente libres y empoderados, siendo por fin nosotros mismos en toda nuestra gloria.
Durante las semanas siguientes a esta revelación-realización, estuve viviendo mi vida desde este nuevo paradigma. Caminaba por las calles sintiendo cómo todo es una ficción, cómo todos los personajes que me cruzaba por la calle, son creaciones de mi Conciencia representando un papel acorde a los designios de mi Yo Superior. Esto en el primer juego no es más que una expresión de narcisismo enfermizo, pero en el juego de fase 2, es una expresión de la realidad última. En cada situación en la que volvía a sentir limitaciones en mi experiencia, sintiendo incomodidad al enfrentarme con los residuos de las mentiras e ilusiones aún en pie en mi holograma, apliqué el proceso siguiente:

- Reconocer que mi conciencia es la creadora última de cuanto me sucede.

-Que eso que me hace sentir incómoda es una ilusión, que lo que subyace a toda ilusión es amor y alegría infinitas, lo que somos realmente.

-Reclamar mi poder sobre la ilusión, retirando así la energía que sirvió para solidificar esa ilusión (patrón) en mi holograma.

-Apreciar lo fantástica que soy como creadora de todas estas ilusiones y este juego.

Al ir haciendo esto en un proceso que puede durar semanas, meses, años (lo que tu Yo Superior decida), vamos rompiendo el velo de la ilusión, recuperando nuestro poder, expandiéndonos más y más hasta llegar a reconocer eso que siempre fuimos, terminando por Ser nosotros Mismos, total y genuinamente nosotros mismos, sin limitaciones ni barreras auto-impuestas o forzadas sobre nosotros por ningún otro poder ajeno a nosotros.
Sí. lo pasé mal este verano, pero…
¿No crees que recibí un precioso regalo?
Abre tus manos y recíbelo,
es tu regalo,
lo creaste tú.
con cariño,
Wallie, 14-9-10

Fuente Liberacion Ahora

Toda la informacion es debatible, investigar si escierto o no, es nuestra responsabilidad

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